15 de julio de 2010

mentiras y gordas

Hace ocho años que llegué a la gran ciudad en un puto tren caprichoso que mantuvo un ritmo pausado por la alargada llanura manchega. Una especie de nubes negras me avisaron de que pronto llegaría a la gran ciudad, aunque recuerdo que fue una señorita orgullosa de su graduado la que me lo confirmó. Veinte minutos de fábricas de finales del XIX y pintadas de niños pijos que esconden en una coraza recubierta de pantalones largos, baloncesto y skate el fracaso escolar y la puta resignación y por fin conseguí salir de aquel maldito tren después de tropezar con las escaleras y poner esa cara de gilipollas, que en ocasiones se me hace imposible evitar. Ya fuera de la estación: casas del amor, gorrillas luchando por su zona como un aguerrido pívot universitario y justo enfrente la primera amenaza, el metro.

Dagas sobre mi cerebro al toparme con ese liliputiense mapa con quince colorines y mil paradas. Se me ocurrió preguntar. Todos se giraron con desprecio como si no respetara sus códigos, supongo que me había delatado, era el chico de provincias. No soy unicejo ni tengo demasiados pelos en las orejas, pero notaba que me habían descubierto y deseaban que encontrara afecto en un garrote vil del cuarenta y ocho. Retrasados que no sólo les servia con serlo sino que encima tenían carnet, chonis familiarizadas con los abortos caseros y viudas con uñas afiladas, me señalaban como si hubiese invadido el jardín de un tipo de otra casta en Nueva Delhi. Decidí coger un taxi que me dejó en la plaza del ayuntamiento: edificios altos, un Corte Inglés con decoración navideña en Junio y muchas hamburgueserías. Huesca es más que Castellón, León más que Palencia o Girona más que Lugo por el número de multinacionales de hamburguesa, queso y pepinillo y por la cantidad de centros comerciales con 2x1 o 3x2. .

Fui a casa de un amigo de mi ciudad, se llamaba Roberto, aunque aquí se hacía llamar Robert. Me parece que es un nombre bastante humillante, pero él dice que es muy moderno. A su familia le contaba que dirigía una empresa de comunicación pero realmente robaba y extorsionaba. Primero me pidió que le mantuviera el secreto, pero con el tiempo me intentó animar para que colaborase. Recuerdo avergonzado que saque a esa puta fea llamada moral a la que no para ningún coche y me negué con aires de superioridad. Con el tiempo y tras dedicarme a payaso, striper obeso y demás oficios empeñados en pegarle puñetazos a mi frágil autoestima, decidí volver a contactar con Robert.

Siéndoles sincero siempre quise conocer boxeadores búlgaros, estrechar la mano del diablo, ser amante de marquesas refinadas y escuchar el aliento del peligro, así que me adapte rápido convirtiéndome en un distinguido navajero, eso sí,  navajero pero de buen corazón. Robert después de crear un imperio de muerte y extorsión se fue a Atlantic City ha gastarse su fortuna como un pensionista con artrosis, con lo que la cúpula de la banda se quedó en manos de su hermano Gregor y por tanto huérfana de criterio. En un acto de valor de los que no acostumbro a llevar a cabo, eliminé al peón que ponía zanjas en mi camino y emulando a Michael Corleone me hice cargo del control de la banda negándome a mirar atrás.

Llegué a creerme tanto esos rollos a lo Little Italy, con sus coches negros, los gangster mascando chicle y la familia, que decidí salvarle el culo a un primo algo tarado que tengo con el que sólo hablo por teléfono por lo desagradable de su aliento y que tengo entendido que es director de cine, concretamente su escena cumbre me comentaron que es una en que un cobrador del frac le abre el cerebro a un rapero de Badajoz con un tenedor de postre. Así, que después de saber la noticia de que la ministra Sinde tiene pensado prohibir las descargas ilegales y no puede llevar a cabo la medida por el nulo apoyo del resto de fuerzas políticas y del grueso de la sociedad, decidí dar golpe de remo incontestable.

Utilicé una arma afilada que había aprendido de esa delicada y dulce mujer llamada María Antonia Iglesias, que consistía en relacionar aquello que no me gusta con el fascismo. A primera hora mi banda secuestro a Pío Moa, Federico Jiménez Losantos y la cúpula de España 2000, les repartió cuatro sándwiches de Nutella para que engordasen un par de kilos y grabó un spot en el que con cara sonriente Pío Moa decía algo así como: "se un español de verdad descárgate todo gratis", Jiménez Losantos después de exhibir sus bíceps añadía: "dejemos que los artistas se mueran de hambre" y los de España 2000, que no tuvieron suficiente con siete horas para aprenderse sus dos frases, terminaron saliendo con un póster de Mussolini vestido de banderillero.

Su emisión revolucionó al país. Fran Perea lloraba reprochándose cómo había podido ser tan monstruo como para bajarse la película de Princesa por sorpresa en el Emule, La Sexta emitió una de sus películas de acción en la medianoche donde Van Damme eliminaba su estrés dejándole fina la cara a un tipo que se había descargado un bolero y Jon Sistiaga hizo un reportaje que llevaba por título: "El Emule, el último secreto de Adolf Hitler". Sinde pudo sacar a flote su proyecto, los músicos, cineastas y demás volvieron a ser felices, España salió de la crisis después de que todos las asociaciones de buen rollo y personas políticamente correctas del mundo pagaran por ver cine español y el vieja gloria de la tienda de discos de mi barrio y su melena cubierta de entradas pudieron pagar las facturas de luz y agua.

La felicidad no se repartió por partes iguales, mi primo sigue vendiendo el mismo número de films y la vomitiva de Isabel Coixet con sus gafas escudo de sus pocas luces y esos trajes modernos recubiertos de mierdas de plástico, se encuentra recluida en Villar del Pozo(Ciudad Real) vigilada por dos tipos de mi banda que le obligaban a ser creativa con palabras y expresiones como: zagal, atontao, pos eso o gorrión y frases como los cabrones de los franceses nos vuelcan los camiones, contra más jóvenes, más peor, no puedo dejar de arrascarme o es que con esto de la inflomática no me apaño bien. Yo tampoco he acabado mucho mejor, estoy liado con Sinde.

1 comentario:

Laura dijo...

no estoy de acuerdo con la Ley Sinde pero el texto me gusta =)
aunque como siempre critiques al cine español y a los directores jaajajaja