23 de abril de 2009

Carlitos ponte la rebequita


Por ser valiente te daban medallas al honor, tierras en Castilla la Nueva y hasta un título nobiliario. Hoy en día el que cruza la calle con semáforo en rojo y ningún coche en el horizonte es un inconsciente. Aquel que se va de soldado raso a Kabul con una mano delante y otra detrás, un facha sin conocimiento. Los tipos que combinan cuatro trabajos para pagar una guardería, gente que no sabe divertirse (entendiendo por divertirse, hablar de coches y máquinas corta césped). Los que no se casan con nadie y dan su opinión, hasta cuando se les amenaza con un revolver uzbeko, unos putos impertinentes.

La gente se cree William Wallace con frases del tipo "de los cobardes nunca se escribió nada” pero puedo prometer y prometo, que en estos tiempos son los cobardes los que lideran el mundo. Los que se mueven por el interés. Los que no cazan el león, sino que esperan que lo cace otro, para después robárselo en las múltiples oportunidades que presenta la noche, como el bueno de Ewan McGregor en Trainspotting.

No pido una Guerra de los Treinta Años, 200000 viudas y duelos tejanos. Junto a Curro Romero y los soldados italianos, me considero uno de los tipos con menos valor del mundo conocido. Solo pido un poco de emoción. Un poco de riesgo. De no vivir cuarenta años en la misma manzana, con la partida de póquer de todos los viernes y la mancha de café en la camisa. Viendote obligado a soportar con resignación, las continuas órdenes de un deficiente acomplejado, que supo a quién arrimarse.

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