21 de enero de 2009

soy un truhan, soy un señor


El pasado viernes recibí al gran Antonio Resines en mi terraza de Miami Beach. Nos encendimos cuatro habanos y nos dispusimos a probar el Château d'Yquem, que en su día tuvo la oportunidad de degustar el mismísimo George Washington. No tarde en darme cuenta que mi invitado no solo era un dandy vistiendo, sino que tenía un paladar exquisito y era un autentico enamorado de la fascinante literatura bielorrusa, obviamente no podía ofrecerle un bocadillo de lomo con mayonesa.

Resines me explicó brevemente sus inicios. El joven Antoñito apodado “fucker boy” en su Torrelavega natal, era un auténtico Don Juan. Las mujeres llegaban desde los puntos más lejanos del continente, los obreros de la construcción se pasaban de acera, nadie podía resistir el enorme atractivo físico de Antonio. Una fría tarde invernal mientras la nieve conquistaba la ciudad, nuestro protagonista se encontraba exhausto tras rechazar a 745 damas y se dirigió hacia la plaza principal con la única intención de mojarse la cara y se cruzó con la 746, teniendo la poca fortuna de rechazar a la menos indicada, una anciana gitana que no cumplía los requisitos por tener un bigote pelirrojo muy poco erótico. La mujer ofendida por el desprecio del Batman de Torrelavega realizó un terrible maleficio: se le caería su brillante melena a lo Starsky y Hutch, le crecería una abultada barriga como compañera de fatigas y su voz de caballero gales sería sustituida por la del campeón mundial de mosto.

Nos encendimos el sexto habano, mi mayordomo Stuart O´conogan (en verdad, es de Cuenca, pero queda cojonudo lo de O´conogan) nos dio a probar el nuevo plato de Ferran Adrià: gases de reno con zumo de frambuesa. Tras quedarnos saciados por la abundante comida, logré que mi amigo Antonio se encontrara cómodo y me contara su larga trayectoria en nuestro cine. Siguió la historia por donde la había dejado,” tras asumir que ya no era el Daniel Hasselhoff español, solo me quedaba la opción de introducirme en el mundo de la interpretación, yo desprecio a este gremio: no se duchan, llevan rastas y necesitan disciplina, pero era mi último barco si quería continuar siendo el fucker boy de Torrelavega”. Me parecieron tan profundas y tan sumamente lógicas sus argumentaciones, que veía en Antonio un cierto parecido con Hemingway.

Me pasé toda la tarde y las primeras horas de la noche forcejeando contra mi voluntad, pero llegó un momento que no pude contenerme. Me levanté sudando de mi butaca persa y le grité !Antonio, hijo de puta! “. Este hombre ha jodido más familias que la ruta del bacalao. Cuántos jóvenes no llegaron a convertirse en actores por culpa del maquiavélico de Resines. El muy oligofrénico, película española que se estrena allí esta él y le da igual hacerse pasar por: terrorista armenio, celador en Carabanchel, doble de Pajares en las escenas de cama, que banderillero del Juli. La cuestión es salir en todas las películas, lograr que construyamos templos paganos para pedir la muerte lenta y dolorosa que se merece y sobre todo no dejar triunfar a ningún chaval lleno de ilusión condenándolos a una vida de miseria y frustración. Por ello, debemos unirnos en la plataforma contra Antonio Resines y su puto afán de protagonismo.

Concluido el enriquecedor debate con el actor español más sofisticado y sagaz. Nos levantamos de mis cómodos sillones parisinos y nos dimos un fuerte abrazo de amistad, esperando ver por fin su nuevo film sobre la vida de Freud y el psicoanálisis que lleva por título: “Dos mozas ternescas y un Bmw biplaza”.

1 comentario:

Rosana P. dijo...

(sonrío)
Debe de ser el primer post que alguien en la historia de la humanidad le dedica a Resines, si lo supiera...estoy segura de que se sentiría halagado, aún siendo un facineroso.Por favor, dime que un día, hablarás de Judit Mascó.
Por cierto...vengo del fotolog (subolaventana).